domingo, 3 de agosto de 2014

LA RADIESTESIA



La Radiestesia, también llamada Rabdomancia, es una percepción extrasensorial. Facilita hacer consciente lo que es inconsciente, hacer racional lo que no es racional aún, pero que ha sido detectado, intuido o descubierto por el "sexto sentido". Es la  capacidad  que portamos al nacer de percibir las radiaciones energéticas.

La Radiestesia se basa en que todos los cuerpos emiten unas ondas o radiaciones que el instrumento radiestésico traduce mediante una serie de movimientos. Nuestro organismo es un receptor que capta las radiaciones emitidas por otros cuerpos y por las diversas formas de energía.

El radiestesista percibe una información de la cual no es consciente, posiblemente a través de la hipófisis y las glándulas suprarrenales en el inconsciente y este transmite un impulso eléctrico a los músculos del  brazo haciendo que el péndulo gire o se mueva y en el caso de las varillas que se abran o se crucen entre sí, interpretando el radiestesista estos movimientos como respuestas. Todos nacemos con esa cualidad, pero no todos la desarrollamos hasta llegar a un nivel radiestésico suficiente.

Antiguamente se llamaba la Radomancia, la cuál era utilizada sólo para la búsqueda de los nacimientos de agua y de oro. Después el hombre se dio cuenta que las radiaciones son emitidas, no sólo por el agua y los metales, sino por cualquier forma de vida. Más tarde se percató de que esta "resonancia" entre una materia inorgánica y la mente del hombre tenía una validez que se extendía a cada campo.

Son múltiples los usos de la Radiestesia. Los fenómenos radiestésicos tienen de hecho una explicación de orden físico: cada cosa, desde la materia inorgánica hasta los seres vivos, emiten radiaciones, cada una con diferente longitud de onda. Además el radiestesista, por medio de sus facultades radiestésicas puede también percibir estas longitudes de onda o radiaciones naturales para encontrar la presencia de eso que está buscando: enfermedades de la persona, el medicamento, terapia o apoyo terapéutico más apto para la cura de la enfermedad y para la sanación holística, agua, oro, objetos perdidos, cualquier diagnóstico sobre terrenos, además se puede usar para construir formas radiónicas activas para cualquier uso vibracional.
Detección de alteraciones geofísicas y zonas geopatógenas

La detección de las alteraciones geofísicas y de las zonas patógenas suele ser la parte más delicada de un estudio geobiológico, ya que en la práctica la presencia de intensas alteraciones telúricas suele ser una de la causa de los trastornos de salud. Los muchos años de prácticas geobiológicas han constatado sin lugar a dudas que dichas anomalías geofísicas o el incremento o la alteración de las radiaciones terrestres en la vertical de las fallas, fisuras o venas de agua subterránea, afectan seriamente los procesos de regulación biológica y el bioelectromagnetismo corporal de las personas que permanecen largos períodos ubicados sobre algunas de estas zonas alteradas, especialmente de quienes se ven expuestos a la superposición de varias alteraciones o a su sinergia por exposición simultánea a intensos campos electromagnéticos.

Son diversos los orígenes o las fuentes que pueden provocar la presencia de una zona alterada telúricamente, entendiendo como alteración telúrica al conjunto de energías y radiaciones presentes en la superficie terrestre y procedentes del subsuelo, las cuales pueden ser susceptibles de afectar el equilibrio biológico. Con este término se engloban los efectos de las corrientes de agua subterránea, fallas, fisuras, alteraciones del campo magnético terrestre debido a la presencia de masas minerales.

Como paso imprescindible del estudio, es necesaria la determinación del buen sitio, entendiendo buen sitio como una zona favorable para la vida. Aunque existen algunos sistemas de detección electrónica para determinar los buenos sitios y la presencia de posibles zonas geopatógenas, lo habitual es recurrir a la Radiestesia y a los sistemas basados en la sensibilidad personal.

El estudio geobiológico se completa con la detección de las redes energéticas del lugar. Siendo lo más habitual determinar con el máximo de precisión posible la presencia de las redes de líneas y cruces de Hartmann y las redes de líneas y cruces de Curry. Se han detectado alteraciones de salud o trastornos sobre cruces de Hartmann o Curry y en algunos casos concretos de sinergia con intensa contaminación electromagnética, incluso sobre una sola línea.

Los expertos en Geobiología han corroborado la estrecha relación entre las diferentes energías y microvibraciones presentes en la vivienda o lugar de larga permanencia y las múltiples enfermedades o padecimientos que pueden aquejarnos.

Se habla de zonas geopatógenas cuando el organismo es alterado por radiaciones nocivas relacionadas con el lugar.
Las radiaciones forman parte del ámbito de la vivienda como el microclima y el residente debe conocer su origen, presencia e influencia sobre la salud.

Permanecer en un punto o zona geopatógena, puede a la larga ocasionar: insomnio, cefaleas, todo tipo de reumatismo, depresiones, cambios de humor, aceleración de cualquier proceso patógeno etc. Estas interrelaciones a las que esta expuesto el ser humano con su entorno se convierte en una base de investigación vital para conocer la importancia de identificar el lugar sobre el que se esta viviendo, para así, realizar todas aquellas modificaciones que nos permitan mejorar la calidad de vida de las personas.

La influencia de las radiaciones telúricas es mas intensa en la vertical de fisuras, fallas geológicas, venas de agua subterránea, capas freáticas, corrientes telúricas y de las redes geomagnéticas terrestres (red de Hartmann y de Curry).

Las radiaciones terrestres son líneas de fuerza del campo terrestre que recorren toda la superficie de nuestro planeta a la manera de un sistema nervioso y son invisibles a simple vista. Existen radiaciones terrestres que, con fines aclaratorios, se pueden clasificar en tres grupos:

- Red de Hartmann.
- Red de Radiación Diagonal o Red Curry.
- Las vetas de agua o ríos subterráneos.

redes teluricas redes teluricas
Efectos nocivos de las radiaciones terrestres

Las radiaciones terrestres afectan la salud del hombre sin discriminación de edad. Estas franjas pueden ocasionar malestares y desequilibrios en la salud física y emocional, cuanto más tiempo permanecemos bajo sus efectos mayores serán sus efectos, pues debilitan el sistema inmunológico.

Esta energía puede incidir sobre nosotros sin que lo sepamos, puede que alguna coincida sobre la cabecera de nuestra cama y su efecto es el insomnio, como efecto más simple. Los lugares "alterados" por energías pueden interrumpir el sueño.

Durante la noche la tierra descarga las radiaciones solares y cósmicas que ha absorbido durante el día. Entre las 2 y las 4 de la mañana se constata un fuerte incremento en la intensidad de las líneas Hartmann, razón por la cual hay gente que suele despertarse a esas horas.

En el caso de los niños, se observa muerte súbita, intranquilidad en el sueño, problemas de conducta, incontinencia en la cama, además de los síntomas y las enfermedades que se presentan en los adultos.

Respecto de la muerte súbita, que día a día mata a gran cantidad de niños aparentemente saludables, por lo general, menores de un año, según Rolf Gordon de la Dulwich Health Society de Gran Bretaña, es consecuencia de la exposición a radiaciones terrestres que debilitan y eventualmente en dos, tres o tal vez cuatro meses, desconectan las señales del centro respiratorio del cerebro del niño, que deben ser transmitidas en forma continua a los pulmones para que respire.

Se debe tener en cuenta que la mayoría de las muertes súbitas ocurre durante la noche, momento en el que ha quedado demostrado que aumenta la intensidad de las radiaciones terrestre.

Doris Ingemann Rasmussen, una enfermera de mediana edad, estudió el efecto de debilitamiento que producen las radiaciones terrestres en las personas y su notable mejoría cuando sus camas son reubicadas en otro lugar no afectado. Como parte de sus estudios, la enfermera Rasmussen analizó un gran número de casos de bebés nacidos saludables, que al cabo de muy poco tiempo regresan al médico porque los padres advierten que se "debilitaron", o no pueden dormir cuando se los coloca en sus cunas. En el 100% de los casos, la auxiliar encontró cruces de radiaciones terrestres debajo de las cunas. Con sólo cambiarlas de lugar, los bebés se recuperaron totalmente. La conclusión a la que llegó la Sra. Rasmussen consiste en que las radiaciones terrestres explican muertes para las que, hasta el momento, no se podía establecer causa alguna científicamente.

En relación con el sueño en los niños, es evidente que las radiaciones terrestres también resultan de gran incidencia. Con frecuencia, los padres encuentran a sus hijos durmiendo sobre un costado o un extremo de la cama. Esto es así, debido a que los niños tratan de escapar al efecto nocivo de las radiaciones terrestres, para el cual tienen, sin saberlo, una sensibilidad particular.

Del mismo modo, se advierte que muchos niños tienen el sueño interrumpido, o de más grandes continúan orinándose de noche en la cama. En estos casos, la solución está al alcance de todos: colocar la cama en un lugar libre de radiaciones terrestres.

Kathe Bachler, una maestra austriaca nacida en Abtenau en 1923, llevó a cabo una investigación en la Escuela de Educación de Salzburgo sobre la influencia de las radiaciones terrestres en el aprendizaje y en la conducta de los niños y demostró que en el 95% los niños que mostraban dificultades de aprendizaje estaban expuestos a fuertes radiaciones terrestres, ya fuera durante sus horas escolares por la ubicación del pupitre, o durante las noches por la ubicación de sus camas, o lo que aún es peor, en ambos lugares. En todos los casos, se manifestó una clara mejoría en los niños en cuanto sus pupitres y/o camas fueron colocadas en un lugar libre de radiaciones.

Durante mucho tiempo, Kathe Bachler se negó a publicar los resultados de sus investigaciones por temor a ser ridiculizada. Sin embargo, al exponer sus estudios ante más de 300 médicos y gran cantidad de religiosos, entre ellos, el Arzobispo Dr. Karl Berg, su trabajo fue admirado y obtuvo el respaldo para ser publicado y divulgado en beneficio del hombre. Poco tiempo más tarde, a partir de las conclusiones de Bachler, en algunas escuelas de Austria los niños cambian de aula con cierta regularidad, para evitar permanecer todo el año escolar en un pupitre ubicado sobre radiaciones terrestres.

Las culturas antiguas, desde los chinos hace más de 4,000 años hasta los Incas, conocían la existencia de las radiaciones terrestres y jamás construían sus viviendas ni sus lugares de culto sobre ellas.
Por aquel entonces, ya determinaban las radiaciones gracias a la habilidad que desarrollaban para "sentir" las radiaciones, o en su defecto, mediante el uso de horquetas de madera.

El Sr. Aake Lingren, ingeniero y radiestesista sueco, subraya la importancia de hacer determinar las radiaciones terrestres en un terreno antes de proyectar la construcción de una vivienda en él, ya que como consecuencia de las radiaciones terrestres gran cantidad de terrenos resultan sumamente nocivos para la salud.

En Austria, no se concede permiso de construcción a menos que conjuntamente con el plano de obra se presente el plano que indique la ubicación de las radiaciones terrestres y que el proyecto fue concebido en función de ellas.

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